Las calles de Ciutat han visto abrir y cerrar muchas salas de cine a lo largo de los años. Una de las salas que sobrevivió fue la sala Augusta, inaugurada en el año 1948.

La Sala Augusta ocupa el antiguo emplazamiento del almacén de madera llamado Can Mir. Este edificio modernista se hizo tristemente famoso porque fue utilizado como prisión donde estuvieron encerrados los presos políticos durante el levantamiento franquista, convirtiéndose en el centro penitenciario más duro, oscuro y trágico que ha habido nunca en Mallorca. Fue derribado en los años 40 del siglo XX.

El arquitecto Antoni García-Ruiz i Rosselló fue el encargado de su construcción. La empresa encargada de llevar la Sala, Frío Industrial, instaló un sistema de ventilación mediante turbinas; fue la primera sala de Palma con este tipo de instalaciones. No fue la única innovación de este cine, el cual también disponía de los mejores equipos de proyección, según lo que dice la prensa de la época.