Con este encargo en el año 1950, Ferragut tendrá la oportunidad de proyectar un edificio en un solar céntrico, justo delante de la iglesia de Sant Miquel, en una esquina que preside la plaza de la Mare de Déu de la Salut. La ubicación del solar le permite junar con la posibilidad de tener tres fachadas: la central da a la plaza y está dotada de una gran verticalidad y ligereza gracias a los ventanales que la recorren de arriba abajo. Las fachadas laterales son más bajas y tienen las oberturas más pequeñas creando unos cuerpos visualmente sólidos. La cornisa que recorre los tres cuerpos dota el conjunto de una gran unidad.

Estructuralmente el edificio se sostiene sobre una estructura tipo pórtico, que libera los muros de la función estructural y permite abrir grandes locales comerciales en la planta baja y grandes ventanales en los pisos superiores. Esta estructura la encontramos en otras obras de Ferragut, ya que responden muy bien a la necesidad de combinar vivienda y locales comerciales en un mismo edificio.

También resultan interesantes detalles como el uso del marés que nos conecta con su vertiente regionalista, la particular reinterpretación que hace de la ventana “coronella” en las fachadas laterales y los mosaicos abstractos de grandes piezas de mármol situados debajo de la entrada.